11 enero 2017
Escrito semanal del Sr. Arzobispo de Toledo, D. Braulio Rodríguez Plaza
Valgan estas palabras de san Ambrosio de Milán para introducirnos en las Quintas Jornadas de Pastoral (13-15 de enero 2017). Son las Jornadas de pastoral que quieren impulsar el Programa Pastoral de este curso 2016-2017. El eje de este programa es “La Sagrada Escritura y la catequesis en la iniciación cristiana y en la vida de la Iglesia”. Quiere esto decir que cualquier católico está implicado en escuchar a Dios cuando lee sus palabras en tantas ocasiones. Las Jornadas ayudarán sin duda a quien participe en ellas de los diversos modos que se puede hacer.
Leer la Escritura y escuchar a Dios. “Esta hermosa tarea de nuestra vida cristiana -decía yo en la carta pastoral para este curso-, que es el conocimiento y la vivencia de la Palabra de Dios como oyentes de la misma, no trae sino enormes beneficios a nuestras personas, y a nuestra Iglesia toledana. Estamos ante una realidad que expresa lago básico para que haya experiencia de Dios y vida cristiana. Si sabemos que en el principio existía el Verbo (Jn 1,1), entendemos que la palabra del Señor permanece para siempre (Is 40,8). Es decir, la Palabra de Dios abre la historia de la creación del mundo; proclama el centro de esa misma historia con la encarnación del Hijo, Jesucristo, una persona concreta que encierra un misterio, pues es el Verbo hecho carne; y la concluye con la promesa segura del encuentro con Él en una vida sin fin: Sí, yo vengo pronto (Ap 22,20)”.
Es momento de preguntarse cómo vivo yo, cómo escucho yo la Palabra de Dios en la celebración litúrgica de la Iglesia; por ejemplo, en la Misa dominical. No se trata sólo de “escuchar palabras leídas”, sino que, al oír en la celebración las palabras de la Escritura (las lecturas bíblicas), se escucha la Palabra, el Verbo de Dios, que es Cristo. Como decía Orígenes, en la vida de la Iglesia “la escritura se vuelve Palabra”. No estamos, pues, en la mera repetición de palabras del pasado: es relectura constante de lo que Dios ha hecho y ha dicho.
Nuestro Programa pastoral para este curso insiste mucho en la formación bíblica de nuestro Pueblo, en elaborar programas de formación bíblica para favorecer la lectura personal de la Biblia; insiste también en crear materiales sencillos para ayudar a los fieles a comenzar una lectio divina, esa forma sencilla de hacer oración con la lectura del texto bíblico, leyendo lo que dice y lo que nos dice. ¿Qué hemos comenzado en parroquias, en grupos apostólicos, hermandades y cofradías? Instrumentos tenemos; necesitamos, sin embargo, proponerlo y llevarlo a cabo, confiando en la fuerza de la Revelación de Dios, en la gracia y presencia de Cristo, pues la Palabra de Dios continúan exhalando el buen olor del pan recién hecho, en expresión feliz de san Francisco de Asís.
¿Hemos creado un nuevo ambiente para las catequesis que preparan los sacramentos de la Iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) en el itinerario más común? ¿Hemos aprovechado el catecumenado Bautismal de adultos y de niños en edad escolar? Nuestro Programa pastoral pide a los presbíteros y a los demás educadores en la fe (catequistas, acompañantes, garantes de catecúmenos, padrinos), un esfuerzo especial de profundizar en su formación. Padres, sacerdotes, catequistas y cuantos viven la corresponsabilidad de la transmisión de la fe cristiana, han de encontrar en el conocimiento personal y en la vivencia de la Escritura un modo adecuado, un camino adecuando y no difícil para acompañar a aquellos que se encuentran en este periodo de iniciación a la vida cristiana. Hay posibilidades, se ofrecen muchas en esta Diócesis. Bastaría con aprovecharlas. También estas Jornadas de Pastoral ayudan a este propósito.
2017 es también Año del Señor, si no olvidamos que el misterio del ser humano, hombre y mujer, sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Sigamos el consejo de san Pablo: “Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra paciencia y del consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza” (Rom 15,4). Así pues, ¿por qué no acabar con las mismas palabras de la carta pastoral para este curso: Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre al país; no hambre de pan ni sed de agua, sino de escuchar las palabras del Señor (Am 8,11). Es mi más sentido deseo para todos.
+Braulio, arzobispo de Toledo
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