HÁGASE TU VOLUNTAD

“Queridos hermanos: continuamos con la catequesis sobre el Padrenuestro, y lo hacemos reflexionando sobre la tercera invocación: «Hágase tu voluntad» que se une a las dos primeras de este tríptico: «sea santificado tu nombre» «venga tu Reino»”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del tercer miércoles de marzo de 2019, continuando con su ciclo de catequesis dedicadas a la oración del Padre Nuestro.

Dios siempre toma la iniciativa para salvarnos

En su catequesis, el Santo Padre recordó que, es siempre Dios quien toma la iniciativa para salvarnos, y nosotros lo buscamos en la oración, y descubrimos que Él ya nos estaba esperando, la perspectiva de Dios es diferente a la del hombre. “Todo el Evangelio refleja esta inversión de perspectiva. El pecador Zaqueo sube a un árbol porque quiere ver a Jesús, pero no sabe que, mucho antes, Dios se había puesto en camino en su búsqueda. Cuando Jesús llega, le dice: ‘Zaqueo, baja inmediatamente, porque hoy tengo que quedarme en tu casa’. Y al final declara: ‘El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido’. Esta es la voluntad de Dios, aquella que nosotros pedimos que se haga. ¿Cuál es la voluntad de Dios encarnada en Jesús? Buscar y salvar lo que estaba perdido. Y nosotros, en la oración, pedimos que la búsqueda de Dios sea exitosa, que su plan universal de salvación se cumpla”.

La fiel y paciente voluntad divina

En este sentido, el Papa Francisco señala que, Dios no es ambiguo, no se esconde tras los enigmas, no ha planificado el futuro del mundo de manera indescifrable. “Si no entendemos esto – precisa el Pontífice – corremos el riesgo de no entender el significado de la tercera expresión del Padre Nuestro. De hecho, la Biblia está llena de expresiones que nos narran de la voluntad positiva de Dios hacia el mundo. En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos una colección de citas que dan testimonio de esta fiel y paciente voluntad divina (cf. nn. 2821-2827). Y San Pablo, en su primera carta a Timoteo, escribe: ‘Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad’. Esta, sin duda, es la voluntad de Dios: la salvación del hombre, de cada uno de nosotros. Dios con su amor toca la puerta de nuestro corazón”.

El Padre Nuestro, una oración valiente

Por eso, el Santo Padre dice que cuando oramos diciendo “hágase tu voluntad”, no estamos invitados a inclinar nuestras cabezas servilmente, como si fuéramos esclavos. No, Dios nos quiere libres, es su Amor el que nos libera. El Padre Nuestro, de hecho, es la oración de los hijos, que conocen el corazón de su padre y están seguros de su designio de amor. Ay de nosotros sí, al decir estas palabras, levantamos los hombros como signo de rendición ante un destino que nos repugna y que no podemos cambiar. Al contrario, es una oración llena de ardiente confianza en Dios que quiere para nosotros el bien, la vida, la salvación. Es una oración valiente, incluso combativa, porque en el mundo hay muchas, demasiadas realidades que no están de acuerdo con el plan de Dios.

COMENTARIO DE UN CATÓLICO DE A PIE

“Hágase tu voluntad”, es pedir “Santificado sea tu nombre” y también “Venga a nosotros tu Reino”. Y esa Voluntad no es otra sino que todos los hombres se salven. Para lo cual “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Cada uno de nosotros puede decir: “Pero ¿Dios me busca?”. “Sí, ¡Te busca!” “Me busca”. Y me busca por amor.

Por eso, no estamos invitados a bajar servilmente la cabeza, como si fuéramos esclavos. ¡No! Dios nos quiere libres; y es su amor el que nos libera. Rezamos llenos de confianza al saber que Dios quiere el bien para nosotros, y le pedimos que convierta las espadas en azadones y las lanzas de nuestras guerras en podaderas.

Por otra parte, “No hay nada al azar en la fe de los cristianos: en cambio, hay una salvación que espera manifestarse en la vida de cada hombre y de cada mujer y cumplirse en la eternidad.”

Esa fue la oración en Getsemaní, y ha sido la de los mártires. Teniendo al Señor siempre cerca de nosotros podremos experimentar dolorosas heridas pero El no nos abandonará.

J.M.M.